Fretillas

     Cuando yo era pequeña, mi madre a veces iba al horno y compraba una barra de pan, antes de cocerse, y nos hacía fretillas. Otras veces las amasaba ella en casa, pues no es otra cosa que masa de pan, antes de meterse al horno. Una cosa tan sencilla y tan exquisita. Las comíamos siempre espolvoreadas de azúcar, acompañando un vaso de leche o chocolate. Hasta que mi entonces novio, más amante del salado que del dulce, nos descubrió lo exquisitas que estaban también con sobrasada, con salami, con jamón york y queso,  y ya puestos, con mantequilla y mermelada. Cuando me vine a vivir a Cocentaina descubrí que aquí también las hacen, y les llaman "coquetes fregides", pero tienen alguna diferencia, por lo menos algunas que yo he comido, también llevan huevo. Todas las versiones están deliciosas. Cuando viene mi madre a pasar unos días a mi casa, ya sabe lo que le toca hacer una noche para cenar, pues casi desde que entra, sus nietos le preguntan "Yaya, ¿cuándo vas a hacer fretillas?".

Ingredientes
  • 500 gr de harina
  • 300 ml de agua tibia, aproximadamente
  • 20 gr de levadura fresca de panadería
  • una pizca de sal
  • aceite de oliva para freírlas
     Deshacer la levadura en el agua tibia, añadir la harina y la sal y amasar bien hasta que quede una bola bien ligada. Entonces, si es mi madre quien las amasa, le hace una cruz en lo alto, mientras le dice "Hazte, masa, que la virgen María te dió tu gracia", como le decían en su niñez a la masa de pan.
      Dejar en un sitio cálido para que fermente, tapada con film o un paño húmedo para que no se forme costra. Una vez que ha levado (alrededor de 1 hora), se van cogiendo porciones de masa, se forma una bola con ellas, se moja ligeramente un extremo en el aceite que está calentándose en la sartén, y se extienden bien, para después freírlas en aceite caliente. Y acompañarlas al gusto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario